kairos

 

Tu verdadero tiempo es el "Kairos"

(Es tu momento adecuado, tu momento más oportuno)

Los griegos reconocían al tiempo en sí, como tiempo cronológico, llamado “Cronos” y otro tiempo, reconocido como el momento indeterminado donde las cosas pueden suceder, llamado “Kairos”. El primero es de naturaleza cuantitativa y el segundo cualitativo.

Es ese momento exacto, donde nos invade la inspiración. Donde nos urge la necesidad de accionar, donde actuamos con las vísceras y desde un sentimiento interior que nos dice, que estamos en sintonía con lo que está pasando. En Astrología diríamos que es el momento donde nuestros planetas están alineados. Es el momento que no podemos dejar pasar, que quizás no coincide con el tiempo de los otros, con el reloj biológico, ni con el que responde a normas y costumbres.

Estar en Kairos, es estar en plenitud, estar en el aquí y el ahora, de reconocerlo como momento adecuado, sagrado, oportuno, e ideal.

Si estás en Vibración, alineado con lo que atraes a tu vida, y preparado para vivir plenamente en ese estado o en esa situación, significa que estas en tiempo Kairos.

Si sentís que llego tu momento, es que llego tu Tiempo Kairos. Es el estar en el aquí y en el ahora, es vivir en conciencia constante, es sentirse merecedor de lo mejor, y adueñarnos de nuestro destino. No somos los mismos de ayer, no nos gustan las mismas cosas, ni nos relacionamos igual con las mismas personas, y eso es porque no era el momento de conexión, ni con nosotros, ni con el otro, ni con esa situación determinada.

Soltar esa rara costumbre que hemos adquirido de vivir bajo presión para responder a obligaciones que nosotros mismos generamos, para sentirnos ocupados y crear resultados en el tiempo (Cronos) no aleja de estar en nuestro verdadero tiempo Kairos.

El tiempo Kairos, es el tiempo verdadero, el tiempo perfecto…

Es en realidad el tiempo del Alma.

¿Cuantas veces  forzaste situaciones y relaciones y te quedaste solo en la expectativa? 

 

Ira Coach

En el año 1972, a los 38 años, el psicólogo Paul Ekman, pionero en el tema, confecciono una lista de 6 emocione básicas, fácilmente representadas en las expresiones faciales. Esa lista se extendió años más tarde (1990) incorporando muchas más. Una de las primeras emociones reconocidas fue LA IRA. Cuando nos preguntamos por las características planetarias y su representación en los actos cotidianos, podemos ver que, la intimidante y temerosa, IRA, tiene una clara representación en el planeta Neptuno, el Dios de los Mares. En la mitología griega se lo conoció como "Poseidón". Gobierna las aguas y cabalga las olas sobre caballos blancos, eligió el Mar como morada y con su poderoso tridente que lo representa agita las olas haciendo brotar fuentes y manantiales, para poder encausar su IRA en sismos o terremotos, tormentas o tempestades. Generalmente ésta emoción (LA IRA), aparece cuando la persona está frente a situaciones que no puede controlar, y que en consecuencia le producen frustración y decepción. Es un proceso negativo de alta energía reactiva, que acciona inmediatamente, hacia la persona o situación que la detonó, pensando que de esa forma se está defendiendo, sobre todo de cuestiones que afecten a su autoestima.

La IRA genera una descarga emocional tan intensa que puede generar enfermedades como, infartos, trastornos gastrointestinales, e hipertensión entre otras; Su fuerza pasional y destructora causa daños, en ocasiones irreparables. Un solo instante de IRA, puede arruinar una relación de años, un proyecto o una familia.

                                                 ¿Te preguntaste alguna vez como te sentiste cuando te pudo dominar La Ira?

                                                      ¿Te preguntaste como te sentiste cuando el que la domino fuiste vos?

"Todas las emociones se pueden identificar y autorregular si nos los proponemos. Desde los procesos de coaching, el desafío consiste en encontrar las emociones que nos acercan a la mejor versión de nosotros mismos".

equilibrio piedritas 

 La Piedrita que me faltaba
 
Nos hablan de equilibrio emocional y en ocasiones, el solo pronunciar la palabra "emoción" ya nos genera palpitaciones. Vamos por la vida detrás de un norte, nos cargamos de obligaciones, nos abrimos paso a los codazos y mirarnos en el espejo y reconocernos puede ser una tarea de alto riesgo. Nos hablan de estar en equilibrio, como si eso fuera sencillo. Estar en conexión directa y en una sola línea: con lo que decimos, lo que pensamos y lo que hacemos. Y si, suena lindo, pero como se hace? hay un manual explicativo? Vamos a los tumbos y cuando la ansiedad nos invade, corremos a la heladera a abrazarnos al pote de dulce de leche, pero parece que eso está mal. Si no cuido mi cuerpo y mi salud, no estoy haciendo las cosas bien, eso me quieren hacer creer. Pero yo me pregunto, si mi vulnerabilidad se siente intimada y mi deseo enorme es el placer inmediato, para mitigar el dolor, estaría perfectamente alineada en pensamiento (recibir una mala noticia), en el decir (la puteada) y la acción (atacar el pote de dulce de leche). Si a ese malestar, le agrego la descalificación de los otros, cuando me dicen, "así no vas a ningún lado", "queres estar flaca pero matas la ansiedad comiendo", "lo único que ganas es sentirte peor" "así no solucionas nada" etc., etc., etc.  Ahí  es donde yo les agradezco y un pensamiento absolutamente nefasto se me cruza por la cabeza y siento  la imperiosa necesidad de meter a todos juntos en el mismísimo pote de dulce de leche.
Y la piedrita esta ahí, molestando dentro del zapato,  recordándome que tengo que andar erguida, y no reptando.  Diciéndome que la vida es hermosa y el oxígeno se hizo para respirar, que es una cuestión de actitud, que el mundo es de los valientes, que soy una desagradecida porque hay gente que...y yo,  me veo, como  ojitos de pez, mirando el anzuelo, a punto de ser pescado. 
Y la piedrita que faltaba, sigue faltando. Pero en algún lugar está, siempre hay alguna piedrita por ahí al costado del camino, diminuta, disfrazada de palabra o de abrazo, de reconocimiento y valoración. Hay piedritas que brillan,  algunas otras son ásperas y porosas, pero que rellenan perfectamente el hueco de mi estructura. Llegan en el momento justo y se acomodan, y como quien no quiere la cosa, se amoldan en el espacio y aparece el equilibrio que necesitamos. 
La búsqueda  es constante, continua, cambiante y silencios; nos obliga a estar atentos y presentes en el aquí y ahora, porque cuando nos descuidamos, todo empieza a tambalear, y entonces indefectiblemente tendremos que salir a buscar la piedrita que nos falta.
 
                                                                                                                              Sonia Rojas
                                                                                                                       Coaching y Astrología